viernes, 24 de julio de 2015

darte arte

Buscando un cd, cualquiera que sea si total sonará a ángeles cantando en la bella seda de flores finamente elegidas aunque haya salido mal el tatuaje que somos, porque agua y ajo, aguantarse y ajoderse que chuponlandia y cicatrices dedos quebrados masajes cardinales también, pero en un rato hay que levantarse, siete y media, ¿Jengibre? NO, enojada, !enojáte carajo que te voy a cagar a trompadas! Hay que trabajar, hay que ser inteligentes, un poquito, porque también seamos torpes, y riámonos y amémonos y muchos mémonos y minions supermegarchiukeléle más acá cerquita en la rural o en los Santos Lugares, que de santos tienen un Brasil inmenso e intenso en nuestros corazones latiendo y suspirando y quedándose sin aire ante el beso de sangre vampiro-lobo como aquella horrible película de Frankestein dirigida por David Lynch.
 Sigamos todos pegoteados y negros con el ritmo de la salsa rosa con ravioles meneando lenguas y cabezas al ritmo del vapor y los riquísimos alfajores de maicena que desayunamos hoy, entre mates y electricidad y todo eso que ya es seda y corazones y resplandores y sueños placenteros ya que el tiempo dejó de correrte y ahora nos desayunamos al compás del viento, sin Artigas y Carlos Antonio López, ni Nazca y Salvador María del Carril, que me perdonen si fueron gente importante pero lamentablemente es así, !Compañeros!

sábado, 4 de julio de 2015

mujer de los frutos

mujer,
tu que piensas a los cuatro vientos y ríes a los siete mares,
sigue danzando, sigue maréandote y tan bella pose sabrás piringundiar, aunque llamen por teléfono y te molesten, fíjate qué hay para escuchar y aférrate al llanto del niño en medio de un colectivo colmado de gente aburrida, desházte del tazón de azúcar y mánchate de roble, aunque observa detenidamente esa peluca mal planchada y a tus dientes con sabor a vino que tanta sandía me hacen falta.
 Sandías que empapan de sabrosura y ricura el aliento a fresas de un bosque otoñal y silvestre con cantos de hojas secas muertas en invierno, víboras de piel ficticia y tan irreal como tus ojos aquí y en la otra dimensión, un chupetin de un chino gordo con su boca llena de chocolate, que da caramelo rancios y -"oh, bueno, gracias, no hay porqué señora Krabapppllllll y una anciana que no ve de cerca pero de lejos sabe que todo esto terminará algún día vivo de rojo Independiente de Avellaneda, pero también volverá a empezar, como el juego de la Oca, y ahí estarán nuestras sonrisas, nuestras gaviotas y nuestros bellos artes de engañarnos y verdadearnos, azotarnos y balancearnos en la hamaca paraguaya que compraremos en Brasil, cuando se nos mete la arena blanca de playa caribeña entre los pies y nuestras pieles de víbora marrón con el nuevo bronceado que le compraste el hawaiiano Richard Lóxxon antes de que aprendiéramos a bucear y los peces que...