domingo, 14 de diciembre de 2014

Somos caos y demonios, aunque soñamos con el viento

Una vez más
acaso será el viento que nos trajo hasta aquí
como suaves plumas
bien livianitos
tan a ritmo, vibrantes y en armonía
y con sonrisas
aunque también rojos de furia
y temblorosos y asustados
y felices y tristes
porque la dieta, lo sano
para ser movido por el viento, digo, vaya que fue sorprendente
la dieta, lo sano,
que esta manzana no,
está un poquito arenosa
es rica igual, de que me quejo
de qué me quejo señor jugo de naranja
si ahora estoy aquí por lo sano, y soy el viento
porque, que nos trajo, es un decir
viajamos juntos
todo compartido
soñando juntos, o en el sueño
o soñando juntos despiertos
o despiertos con los ojos bien abiertos, soñando
o soñando con los ojos cerrados, despiertos,

lo tuyo es mío, y lo mío es tuyo
señorita de jardín, con lindo delantal decía
lo tuyo es mío y lo mío es tuyo
a guardar, a guardar, cada cosa en su lugar
y ahora nuestro lugar es aquí
con la manzana,
las naranjas,
y el viento, que sueña y sueña
calesita de placita.

¿O fue aquella tortuga que no quisiste, la que besé?
fue fácil sacarla de la pecera
tan fácil como percibir su miedo
metiendo la cabecita tan para adentro
contrayéndose así como lo ves
tan fácil como entender nuestros miedos, mientras ella contrayéndose
y, ¿Después qué?
¿Dónde se posicionó aquella hoja, antes de que suceda?
Antes de todo esto con la tortuga
¿Y durante?
Es claro que una regla
una bien grande
de un metro
de las que no se consiguen en ninguna librería
no es la que nos permitirá...

la que nos permitirá...

mirar a través de la ventana el nuevo día
aunque día también es un decir
como la pecera,
la tortuga,
el viento,
el miedo,
el antes,
el después,
la regla,
vos,
yo,
demonios alentándonos desde el espejo,
con nuestros mismos ojos
misma cara
que parecido que es a mí señor demonio
hasta luego señor jugo de naranja,
hola señorita, buen día
ya guardo señorita,
¿Segura que mamá vendrá a buscarme hoy?
No quiero quedarme llorando, esperándola, hoy señorita no quiero.


Poque sacar a la tortuga de la pecera y asustarla
comentar un malestar para que alguien se preocupe
y no pedir un abrazo, pero siempre desearlo,
es parte de todo y todo también es nada
porque así es como es
usté vio.

lunes, 8 de diciembre de 2014

!Quiero el yogur frío maldita madre!

Cuando el yogur de frutilla no está del todo frío como quisiera le pego un grito a mamá que se hace oír bien fuerte y claro mi disgusto retumbando por toda la casa, ella sabe como me gusta tomar a mí el yogur, y más el de frutilla porque el otro día compró de vainilla y casi que rompo toda mi habitación del enojo, pero ella siempre llora mientras plancha y sigue trayéndome el vaso con yogur de frutilla bastante tibio, ya realmente no sé como manejar esta situación, he visto en los dibujitos como muchos niños valientes a los que sus madres tratan con comportamientos similarmente injustos, agarran una rama con una bolsita y a la calle con poca ropa, en donde seguramente muchos extraños aguarden impacientemente por obsequiarme yogur de frutilla frío, oh, que bello y enorme cuchillo señor extraño de tan intenso olor, ¿"Es para cortar el envase del yogur verdad"?, ¿"Y esa sonrisa endiablada significa que está feliz por servirme verdad"?

jueves, 4 de diciembre de 2014

Caníbal empantanado

Aunque ahora que estoy escribiendo, veo mis manos, las venas cubiertas por la piel, las uñas, el teclado, el mouse, la pantalla, también puedo contarles que veo un oscuro pantano de noche, con bichos cantando por doquier y un clima húmedo con calor, estoy transpirando y tengo sed, me siento incómodo pero enérgico, caminando a oscuras sin importarme lo que pueda sucederme en el siguiente paso, porque el vértigo y la energía que me recorrerá el cuerpo cuando el misterio cobre forma de una luz enceguecedora tan intensa como extraña o alguna presencia tan perturbadora como fantasmal es inminente e inevitable, y es ahí cuando mi pie derecho se hunde en lo que creo que es lodo, porque en tantas películas ha pasado y me es familiar lo que me pasa aunque ningún familiar me lo haya contado, pero lo vi en las películas y es ahora mi pie en el lodo sin miedo, hasta con una sonrisa, porque el lodo es el misterio y la energía y mi risa endiablada porque soy un caníbal que come gente y les hago creer que a veces me siento a escribir en frente de una computadora, que a veces soy el mismo caníbal imaginando que camino por un pantano, y a veces soy yo, soy la computadora, el misterio, el caníbal, el pantano, la banana que ese mono comió en el zoológico aquel día en que mamá no quiso comprarme el helado de chocolate, el chocolate derramado en el suéter beige de una tía que estaba enojada porque su grupo preferido no venía a tocar a su país, país que el señor de gafas no quiere porque dice que es una mierda mientras otro señor de gafas asiente enérgicamente, enérgicamente como mis manos, mis venas cubiertas por la piel, las uñas, el teclado y la pantalla que fueron un pantano y me convirtieron también en caníbal y después en tantas historias que ya creo haber olvidado.

Amenaza el mañana

Es que todo siempre es así, las cosas tan parecidas día tras día y uno pensando en cómo mañana podrá ser diferente, en que tal vez encuentre algún ingrediente nuevo para las ensaladas y descubrir un nuevo sabor para alentar al olfato y que no se sienta tan olvidado, porque hoy al oído le dije que sea agradecido, porque toda una tarde escuchando a los beatles, así que mañana será preparar una nueva ensalada, distinta a la de hoy, aunque no deja de ser una ensalada y también comida y volvemos a lo parecido del día tras día con las cosas pareciéndose a otras cosas y momentos tan iguales a viejos y futuros momentos que a veces llamamos dejavú, porque no encontramos otra definición, y después vienen las palabras en nuestra cabeza, que por qué el grito, que tal vez esa mirada estuvo de más, que la plata no alcanza pero no importa, que no importa pero tal vez tendría que importarme, que a las nueve viene el electricista a cambiar eso que no anda bien y que el finde tenemos que organizarnos bien porque queremos rajarnos a la mierda de esta ciudad que ya no se aguanta más con el mañana amenazando con parecerse tanto a hoy, aunque busquemos mil maneras para tratar de evitarlo, el mañana que también es tan hoy, ya se huele que no se va a aguantar, desde que el rojo del semáforo cambia de verde a amarillo, hasta el buen día hipócrita que la simple vecina le regala a la cheta de la esquina que pregunta si tiene que ir al campamento de su hijo en sandalias, porque ella quiere ir en tacos, porque el marido sabe que es tan shopping y comprar y comprar sin andar descalzos por el césped y oliendo las flores, pero qué importa, qué importa señora duquesa del Alba.