Támba-la- !TÁ!

Nada hará que el pulso se vuelva interminablemente hermoso y soportable como el enjabonándonos con dulzura y marihuana, con cielo de gran celeste y nubes claras, con hermanos, tíos y la célebre orquesta de Londres tocando y tocando hasta que las venas ya no puedan más de lo hinchadas que están de tanta sangre y tanto grito candombero de negro esclavizado, y allá, en ese lugar en el que hay espacio para la memoria y las ideas recobran nuevos sentidos, ideas moldeadas bajo el pulso del reloj de la música de cuna, la familia y también esos gritos de dolor y opresión hacia la raza negra, hacia el pibito de provincia, y hacia su querida cartera Louis Buitton señorta Mirtha, porque no sea cosa que se le vean las arrugas y la gente se de cuenta que está vieja, que los viejos no sirven pa´nada, ni pa´ escucharlos ni´ darle la hora, ni pa´ indicarle qué calle tiene que tomar para llegar a la casa, sentarse en el coffe de alado y pedir un sanguche japonés, hacerle a la moza el cuento del tío y que todo vuelva a empezar como en el circo, arriba de un monociclo, balanceándose hacia delante y hacia trás, con la ojos fijados sobre la enorme columna de roble que atravieza el auditoria y la sonrisa observando el misterioso horizonte, que traerá sorpresas, porque sorpresas trae la vida, naranjas en la mochila, y pálpitos de sobra para este fiero candombé.

Soy la muerte

Vengo a decirte que es tu última noche, sé que no la estás pasando mal pero ya tienes tus cuántos años, la viviste, la sufriste, la disfrutaste, la pariste y siempre que te preguntaban cómo estabas respondías que en la lucha, que remándola, bueno, llegó el día en el que los remos descansarán, al menos de tus manos, que serán quemadas o tal vez te enterradas, aunque creo sinceramente que no es conveniente esta segunda opción, porque mejor donar los órganos que te han quedado sanos y después al fuego, ese fuego sagrado que te cremará a ti y al mismo tiempo en otros espacios estará cremando otros seres tan parecidos, porque ya sin almas son simplemente uñas cortas y largas, ojos marrones y negros, orejas, pies talle 41 y 37, manos  y todo eso que nos hace humanos y pertenecientes a una misma raza. Así que te aconsejo que pienses lo menos suficiente y descorches tu mejor vino, saludes a todos lo que creas que sentirán tu ida y todo mientras escuches la música que más prefieras, sugiero Jazz pero soy quien te llevará así que no voy a ser tan cínico como para andar dándote consejos de vida, justamente yo, que soy la muerte, pero cuando vengas para este lado, ahí si elegiré los discos, ahora que estás cada vez más cerca del calor sentirás y olerás y olfatearás lo que hay de este lado, donde todo parece ruido de dientes chocándose contra otros dientes y un gran color púrpura con quejidos y voces que alimentan un sonido continuo pero apagado, que produce somnolencia y párpados caídos, pesadez, angustia y muerte, vida, y después muerte, para un poco más de vida y todo como antes que nacieras.

JAJAJA !Trumbalatimbalum!

!PARÁ! Porque no sé si estoy dispuesto a sobrellevar esta conversación, que por momentos es tan paulatina, y a veces se hace tan gratificante, como un Butter Toofy, o como Goofy, o como todo lo que quieras esta noche de cigarrillos débiles y tormentas apestables, incesante olor rancio de alcohol blanco sin fantasmas, locuras donde el tiempo es tirano y tira para arriba tira! Si no ves la salida no importa mi amor, no importa vos tirá!
 Así son las cosas, por ejemplo, él está diciendo que esto continúa, y el otro lo interpreta, lo sabe y se manifiesta con lo que hace, después viene la sesión de parpadeos inconclusos y esas terribles ganas de que sea "Funk & Jazz" y que estemos en Estados Unidos, 1940, en un antro podrido de drogas, donde todo es más deliciosamente negro, donde todo comienza a reducirse a lo simple que parece ser una empanada, pero no puede ser que sea solamente una empanada y estemos tu y yo aquí en este lugar mirándola y deseándola, porque puede ser un dios de harina y carne y huevo y ser nuestro dios, el tuyo el mio el tuyo y sin dudas hay que aceptar que es una empanada y será comida y basta.
 Y hoy por primera vez en la vida siento que estoy siendo salsa picante, ajo y cebolla en aliento y duraznos en sabor, sábanas podridas y ganas de vomitar, transpiración, mugre y piojos, como los del señor calzón, los de la señora Espiricueta, o esos platillos, esos dulces y suaves platillos chinos de barrio chino que suenan yang !Bong, Bang, Bong, Bang! Y resplandeceremos juntos! Lloraremos juntos la danza del amor, silvestre, con fisuras, miradas obscenas y juguetes sexuales de mala monta, pero siempre buenas películas y música country.

tara-bará, rajo.

Es tristeza y es sonrisas, es inmensa figura acechándome y dejándome sin opción, logrando que la duda se apodere del espacio y de mí, y al diablo con el tiempo. Es también galletas con chispas de chocolate y manteles manchados con salsa de tomate, una cucharada de dulce de leche, un té no lo suficientemente caliente y otra infusión lo suficientemente caliente para quemarse los labios y lamentarlo luego, porque por sobre todas las cosas, es lamentable, nostálgico, una balada, un blues.
 Qué escucharemos hoy, cuáles son las hazañas que todavía no hemos realizado, y mejor aún, o peor aún, porqué no lo hemos hecho, si podemos hacerlo, somos humanos y nada se nos escapa, y si algo se escapa, es culpa tuya, no, tuya, o tuya, nunca mía, y si es mía lo afrontaré como un hombre, o moriré y seré juzgado, aunque siempre serás juzgado.