sábado, 30 de agosto de 2014

Ensayo sobre locura y moralidad

¿De verdad estoy considerando la posibilidad, de que algún día, cualquiera que sea, exista la mínima chance de que la imaginación me domine, convirtiéndose en una locura dañina? La misma imaginación que me causa tantos placeres y me permite pensar flores que se convierten en ratones y leones que saben bailar. ¿Debo prepararme por si tal acontecimiento sucede? Acaso si la imaginación deja de hacerme un bien, y es a través de ella que comienzo a lastimar a mis seres queridos, volviéndome loco, lastimándome a mí mismo, de esa manera los lastimaría, sería angustiante, deprimente, el fondo del pozo nos aguarda a todos, y si caemos, si caemos, la puta, nunca me lo perdonaría, con los afectos no se jode la puta madre, suficientes motivos en la vida diaria logran angustiarnos, no seamos nosotros mismos un estorbo para nosotros mismos sin saber que deseamos, sin conocer nuestros deseos más apretujados al corazón que tanto temen ver la luz, es hora de que mis bellos deseos, salgan a jugar, recorran el parque y háganme ver el mundo con la mirada de un un niño !Por favor!, sorpréndanse y sorpréndanme, no me volveré loco, ahora lo sé, pero para seguir afianzado a mi segura y a la vez débil certidumbre, debo continuar como hasta ahora, seguro de haber hecho el bien, a cada paso.

jueves, 28 de agosto de 2014

Pobre pirata

Cerveza helada en garganta apenada por lo sucedido ayer a la tarde con el perro de la pata coja de aquel pirata que perdió su sombrero en una batalla que sigue perdiendo y nunca ganó, nunca aprendió, aunque sigue "viviendo", ¿Fue tan solo una batalla contra sí mismo en una conversación nocturna?, en la oscuridad de su habitación, con su voz atormentándolo y la cerveza siempre en su garganta, ya no hay loro que pueda salvarlo de semejante travesura, ¿O tal vez su loro si pueda salvarlo? decidió emprender solo tal complicado viaje que hasta se olvidó el manual básico del pirata y está tan perdido que ya no ron, ahora es cerveza, qué pensarán los verdaderos piratas de mi que no bebo ron y estoy acá con mi cerveza, extraño a mi loro perdido en una partida de cartas que nunca debí jugar, el arrepentimiento se presenta ante mis narices como pocas veces en la vida y se me presenta con tanta firmeza que no puedo dudar en sentirlo, mi perro con su pata coja se fue con el loro en la misma partida de cartas, tan perdido en mi océano de dudas y sometimiento, ni mi barco me reconoce, yo en el timón ya no soy el mismo, hace que tiempo que no me encuentro, pero a quien engaño, no soy yo, no es mi barco, me gusta el ron y no la cerveza, extraño a mi loro y a mi perro cojo, al sombrero que me regaló mi abuela, extraño aquel pirata que se entusiasmaba ante la idea más tonta surgida por cualquier poblador recurrente que charlaba en mis noches doradas de bares con ron y Elisa abrazándome hasta el hartazgo, dulce hartazgo que me condenaba a sentirme dueño de mi barco Aím, yo en el timón y Elisa con sus miradas de libertad en donde la primavera dependía tan solo del calor de una estrella, en donde la felicidad de mi perro era mi felicidad, y tan solo era mirar la estrella, el loro, el perro y el pirata, los tres mirando la estrella en la cumbre de una felicidad tan certera que nunca tuvo dudas de ser tan real, apreciándo la estrella de la libertad y felicidad desde la fuente de la casa del pequeño Tim Norton, gran lector el viejo Tim, nunca debí asesinarlo, siempre fue muy bueno conmigo, siempre aconsejándome, y yo tan solo por poco dinero, ya no más Tim, hasta sus preciados libros vendí, merezco ahogarme con esta maldita cerveza, que es lo que finalmente pasará, y ya no quiero evitarlo.

martes, 26 de agosto de 2014

Subte, después trabajo

Entro al subte, caminando sobre el despistado pasillo, en el transcurso de la borracha caminata voy mirando a los ojos a las mujeres que están sentadas, para probarlas, a ver cuánto aguantan, me pruebo a mí mismo queriendo, muy en el fondo, que alguna me ponga nervioso, esperando pacientemente que alguna ose entrar en el juego de miradas que me divierte hace ya tanto tiempo, esa parte de "verle el alma" para sonreír un poco con la belleza de la intimidad que nunca tendremos, aunque sí en nuestro mundo verdadero de figuras difusas y colores sin nombre donde todo fluye y nada se estanca, al menos nada se estanca en un tiempo, si algo se estanca es en pos del mismo fluir que la intimidad nos invita a seguir disfrutándonos y oliéndonos, ahora es volver al subte, es el pensar en lo que en la tarde me mantuvo ocupado, recordando las caminatas que compartimos, ese "verle el alma" que se volvía tan cotidiano, deseable y sabroso a la vez, perverso y jugoso como un churrasco con puré después de varias horas hambriento caminando por algún pueblo perdido en el norte argentino, mirando el cielo, cuando se corta la luz y veo por primera vez en mi vida una estrella fugaz en un cielo tan minado de estrellas que hasta la sorpresa se me asusta, contemplando casi sin querer queriendo, sin pensar en nada más, porque ella todavía no existía para mí, ella que formó parte del juego en el que la pelota besa la red, el grito de gol con nuestro abrazo y besándonos, seguir viendo el partido pensando que cualquier tiempo pasado fue peor comparado con tal presente, en ese cielo norteño, ella todavía no existía.
 Sentarme en el subte fue lo más divertido del asunto, porque un señor con gafas gastadas, largas y refinadas líneas que surcaban sus mejillas, con cierto nerviosismo miraba un video en su celular, parejas de baile abrazadas con vestidos folklóricos bailando chamamé, y después claro, luego de que ninguna me haya dejado "verle el alma" es el anciano quien me sostiene tan firme y seguro para no caerme y ahogarme en mi mar de dudas al que llamo existencia, el me cobija ante mi pregunta de qué es lo que estás viendo, y vos pibe qué estas leyendo, es chamamé, es Alfonsina Storni, contestándonos con el entusiasmo que solo dos extraños pueden sentir cuando increíblemente se conocen tanto, tan iguales en el fondo, algo así como "de buena madera", el saludarlo antes de bajar con la sonrisa por haberlo conocido, sabiendo que nunca volveré a verlo en la vida, pero con la certeza de que yo siempre un poquito chamamé y el siempre un poco Alfonsina Storni, y eso nos reconfortará para no ahogarnos, seguir nadando mientras voy hacia la escalera mecánica y es el partido de fútbol, ella me abraza después de otro gol y es el pueblo norteño el que me guía al terminar mi estadía en la escalera mientras la estrella fugaz y otra vez comenzar a vagar por la calle hacia lo desconocido, lo terrible y jugoso, como el churrasco con puré que es ahora la puerta que me invita a ingresar a mi pesado trabajo, bien arriba, algo así como el piso doce, en una oficina llena de papeles que me esperan, sin ella, sin fútbol, sin el anciano, sin "verle el alma" a nadie, nadando a la espera de que el cansancio no triunfe cada día que entro por esta maldita puerta que me dan ganas de dejarme llevar por la corriente.

lunes, 25 de agosto de 2014

Colectivo Joel, León

En un viaje en colectivo "común y corriente" hay dos grupos de pasajeros bien diferenciados, los que viajan parados y los que viajan sentados.
 Grupo León: quienes viajan parados
 Grupo Joel: quienes viajan sentados.
 Los del grupo Joel intentan autoconvencerse de que merecen estar sentados porque están terriblemente cansados, merecen estar sentados mucho más que la persona que se encuentra parada a su lado, si es una señora, su cartera estará atormentándolos durante el transcurso del viaje en cada frenada golpéandolos incansablemente en la cara, el poder de autoconvencimiento debe ser mayor si la persona parada es una mujer, más aun si es bonita y el devenir inevitable de pensar que si le cedo el asiento me besará e iremos a la cama teniendo dos hijos varones llamados León Joel y Joel León.
 En cambio, los del grupo León, solamente miran a quien está sentado, analizándolo minuciosamente y luego de apreciarlo lo suficiente para estar seguro que no hay nada más extravagante que valga la pena ser observado y criticado, se preguntan en cuanto tiempo baja que me quiero sentar, la puta madre.
 Apréciese que ambos grupos se sienten muy cansados.
 Nótese también que ambos grupos piensan en cuanto tiempo llegaremos a casa y cuánto falta para que termine esta interminable agonía de semáforos y barreras odiosas que no permiten avanzar.
 Claro está que el conductor pertenece a otro grupo que no creí conveniente mencionar porque se está peleando con un taxista a las puteadas prometiéndose que te voy a romper la cara hijo de puta, llevás a la gente como ganado y fijáte por donde andás pelotudo de mierda.

Noche de pájaro amando sus estrellas

Los edificios quieren quitarle protagonismo a los árboles, ellos, tan sabios e imponentes para mí, que tanto aire nos regalan para vivir y ser felices, tan necesarios son, y aquellos tan altos y feos, molestos y grises e incómodos, !Esfúmate y déjame ver las estrellas repugnante conjunto de balcones, vigas y ladrillos!
 Quisiera dejar de sentir tanto veneno hacia aquellos a quienes considero no-humanos, tratar de entenderlos y amarlos para querer ayudarlos, pero en esta fría y misteriosa noche de desvelo y sin ningún vino apetecible realmente, cerca del árbol de mi abuelo, pescador el viejo, que plantó en un tiempo de desvelo también, seguramente, lejos de cualquier apestoso edificio, la lluvia me invita a seguir el vuelo del pájaro que decide no ser complaciente, al menos esta noche, !No esta noche! !Esta noche es de las estrellas y yo, y mis alas amando las estrellas! !En esta noche le prometeré amor eterno a cada una de las estrellas que me acobijen con su intermitente brillar, cuanta seguridad, cuanta confianza pucha carajo!
 ¿Cómo no cerrar los ojos, abrir el corazón y sentir el cielo? El mismo que regala elocuentes enseñanzas a nuestras almas, que no necesitan ningún tipo de traducción.
 Traducciones tal vez necesiten aquellos no-humanos quienes tienen la costumbre de no escapar del idioma carcelario que les brinda la comodidad de sus edificios, en sus comedores, con su mano en el control remoto y el programa de baile vaciando sus mentes junto a los pochoclos y la madre computadora.

Quiero ser tu cebolla

"-¿No llorás cuándo cortás la cebolla abuela? ¿Por qué no llorás?-"
con algunas sí, con otras no, me responde sin responderme del todo, sin satisfacer mi duda de nieto necesitado de un abrazo que rompa los huesos y ablande el corazón y que deje de cortar la cebolla por favor, como si tal abrazo que no existe dependiera del destino, al igual que la cebollas que tienen esa magia que la hacen llorar parecen entenderse con el destino y juegan entre copas de vino y risas algo forzadas, como si el viento que golpea las ventanas incansablemente trajera con su esencia, almas que todavía se quedan en la tierra pidiendo lo que las gatas solo comprenden en el filo de una magnífica noche tan igual entre tantas, gimiendo, gozando y ahuyentando el peligro con sus subidas incansables a sus árboles padres protectores, almas que tal vez sientan el aleteo del cuchillo de la abuela, que aunque no se de cuenta, aunque sus pensamientos vuelen y la golpeen tan vigorosamente en las sienes como el incansable viento contra las ventanas de la luminosa casa, hace música en cada crujir de la cebolla, una música que trae recuerdos melancólicos y tristes, aunque siempre vendrá el llanto y la risa después, es cortando la cebolla, produciendo esa tan hermosa melodía acompañada por el sonido del viento golpeando mi ventana que me refleja un cuadro acorde a lo humano del momento, lluvia y edificios grises, a lo cárceles, "cajas", "prisiones" donde duerme gente que ya no abraza a sus abuelas, abuelas que no abrazan a sus nietos que a la vez no admiran el corte de cebolla de la abuela y no disfrutan la alegre música que lo acompaña, ni tampoco sienten celos por la cebolla que haga llorar a su abuela, el imponente deseo, dejar de ser personas para convertirse en la "elegida" cebolla y así sacrificar su carne en ofrenda a cada cuchillazo, todo sea para que se parezca al abrazo, a la atención, a la melancolía y tristeza que ahora comprendo de las almas que todavía vagan esta tierra queriendo ser esas cebollas "elegidas" y tal vez tengan miedo del ya tenebroso viento, pero con la televisión vociferando y señalando para donde tienen que pensar y que tienen que sentir, parece que nada importa, aunque a mi me importa, y mucho, al igual que aquella gata que todavía veo sonreír, nunca dejaré de verla sonreír, y si en verdad los astros tienen "algo" que ver con los que nos pasa, les pido que cesen con tal viento infernal que me produce tanto placer y regocijo, sé que mi viento placentero es el viento asesino, en la calle, para tantos que sienten igual a mí, y los entristece, a tantos otros como yo que no tienen la oportunidad de elegir querer ser "la elegida cebolla" porque quien la corta se fue hace tiempo.
 Aclarando mi pedido a los astros, tan egoístamente deseo compartir con ustedes, que hace tiempo dejé de sentir vergüenza en reconocer, que cada vez escucho más a mi corazón, y que quiero ser la cebolla que haga llorar a mi abuela.

jueves, 21 de agosto de 2014

Tráfico y apariencias, quisiera abrazarlos

Si quiero que suceda algo interesante en mi día, me basta con salir a caminar un rato por las calles de mi barrio para presenciar divertidos acontecimientos de diversas índoles, con sus respectivas causas y consecuencias en sus protagonistas, como por ejemplo las señoras que manejando, incansablemente tocan la bocina de acá para allá sin reparo alguno en el buen gusto del oído, contribuyendo de manera excluyente en la paranoia que afecta al tráfico, que mientras tanto baja la barrera y !TIN! !TIN! !TIN! Y los nietos de las señoras bocinadoras, en otros autos, en el carril contrario actúan de la misma bocinante manera, insultándose así también entre nietos y abuelas sin darse cuenta de que es la misma sangre la que corre por sus venas y la naturaleza les pide un abrazo, pobres, quisiera abrazarlos.
 Dejo de prestar atención al acontecimiento nieto-abuela y me detengo a observar a una chica que viene caminando por mi vereda en dirección contraria, apurada y tan maquillada, con sus zapatos de enormes plataformas lastimando el piso, sus ojos zigzaguean de izquierda a derecha, de arriba a abajo sin detenerse a contemplar nada, ya que nada le interesa más que mirar de reojo al resto de los transeúntes para ver si le están mirando el culo y sentirse que está desfilando en una pasarela de moda, moviendo las cabezas.
 Extraña la gente que mira pero no se detiene a observar nada en particular, simplemente para deleitarse y pensar un poco, sino que todo lo contrario, esta gente extraña se dedica a mirar al resto de las personas solamente para saber si los están mirando, y así sentirse seguros de que el peinado que se hizo el rubio que camina en la vereda de enfrente, es igual al del nuevo galán de la telenovela de las nueve, el rubio se mira en cada vidriera y en cualquier cosa que se parezca a un vidrio y pueda reflejar su bello rostro, y sus nuevas zapatillas que salieron carísimas, y que lindas tetas que tiene la chica de la vereda de enfrente que me mira de reojo piensa, sin ni siquiera escuchar los intensos bocinazos nietos-abuelas que amenazan la estabilidad emocional de los pajaritos que quieren cantar en paz y no hoz dejan, pero los pajaritos, tan pillos y vivarachos ellos, se comunican con dos palomas que entienden la naturaleza de los hechos que están ocurriendo en la cuadra como ninguna otra paloma comprendió jamás ningún suceso en la historia de las palomas, y ambas vuelan, una en dirección al chico, y otra hacia la chica, se detienen en los cables de luz que tenemos arriba y se echan una buena cagada sobre sus cabezas, arruinándoles la ropa y el día, que desde esa cagada ya es seguro que será una mierda, y nada podrá salir peor, refunfuñan, putean y hasta quieren llorar porque en realidad ya no se aguanten a sí mismos, pobres, quisiera abrazarlos.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Ay Carlos, Ay Carlitos

A las 12 de la noche en esa fría esquina vacía de todo y Carlos tan cansado de nada que le suceda interesante en la vida más que ir al trabajo y volver a casa, esperando el 168 que no llega más, ay Carlos, ay Carlitos, encima con el hambre que tenés, hace varias horas que no comés nada, y tu mujer que no te preparó la comida que le pediste a la mañana, te despertaste, la besaste y le susurraste al oído para no molestarla tanto, tus deseos de saborear los fideos con la salsa que tu abuela siempre te hacía de chiquito. Estoy cansada, no tengo tiempo para cocinar, con el pan que sobró y algo de fiambre que hay en la heladera Carlos se arregla. Ay Carlos, Ay Carlitos, trabajando todo el día, llegas a tu casa esperando a que antes de dar siquiera el primer paso, antes de cerrar la puerta, antes de prender la luz, la salsa de tomate conquiste el corazón de tus narices y tambíen el del pecho para volver a querer a Marta, a ver si se acordó, pasó tanto tiempo desde la mañana, y no, la desilusión se apodera de tu alma, ay Carlos, Ay Marta, Ay Martita todo el día mirando la televisión que te volviste tan fría como el fiambre que se tiene que mandar el pobre Carlos y ahora estás fría y sin vida porque Carlos hace un rato se despachó disparándote 7 balazos con el arma que hasta hace un tiempo era para protegerte.

La tienda de la Gitana

Si compro los lentes "de ver el futuro" que hay en el local que me encuentro, el de la gitana que tiene muchos lunares grandes y horrendos en su rostro, filosos dientes, labios pintados de rojo, vestimenta de gitana, rodete y tanto y exagerado humo saliendo de su cigarro y vaya a saber si no sale también el humo de una caldera embrujada proveniente de algún otro sector del local que no logro divisar por la confusión reinante en mi ser, a causa del humo que me envuelve imitando una neblina atemorizante de algún pueblo fantasma donde el misterio, el suspenso y el miedo juegan macabramente conmigo y hacen que me piense a mí mismo como un actor de reparto, ni siquiera el protagonista, actor de reparto que todo observa y poco dice y terminará muriendo en algún cuento de Poe o en cualquier novela de Stephen King, en ese preciso instante de confusión que roza los limites de mi locura más insospechada, siento desde el latido que se vuelve incesante de mis cienes el llamado enérgico de los lentes "de ver el futuro" que invitan a mis pensamientos a reflexionar intensamente si de verdad no los necesito para sobrevivir, para irme con vida del negocio, la hipótesis planteada sobre que si no compro los anteojos, moriré, deja de ser hipótesis y se me convierte en certeza con la misma facilidad que un día domingo caminaba yo tan tranquilo afuera del local y unos sahumerios violetas llamaron mi atención desde la sucia vidriera invitándome a entrar, los sahumerios son parte excluyente también de este perverso juego en el que lastimosamente me veo sumergido, no sé por cuanto tiempo continuaré viviendo, no tengo la capacidad de razonarlo, tampoco por el increíble malestar físico provocado por el humo, que lo único que parece no afectar es a los anteojos multicolores que brillan más que cualquier estrella, más que el sol, y casi que provocan el estallido de mis sienes en cualquier momento.
 La gitana ríe macabramente y todo nunca fue más confuso en mi vida, aunque en un instante de envidiable lucidez,decido comprar los anteojos para mi fortuna y acabar de una vez por todas con la tragedia narrada, aunque nada podrá volver a ser como antes de entrar, porque al probarme los malditos lentes brillantes me muestran con elocuentes imágenes que si no los hubiera comprado hubiera muerto asfixiado y que debo callar lo sucedido, no contárselo a ningún futuro cliente de la tienda de la gitana porque sufriría la misma suerte que de no haberlos comprado, muerte inminente y la de todos mis seres queridos.
 Al salir del negocio reflexiono muy lastimosamente que tendré que vivir con la culpa de saber que muchos visitantes futuros morirán y no podré ayudarlos a menos que le compren alguna mercancía a la embrujada gitana, tal vez a muchos la duda y el horror los fulmine, estallando sus cienes, antes que puedan tomar la decisión de comprar o no comprar, entonces es cuando al entrar a mi departamento destrozo los anteojos arrojándolos al suelo y luego pisándolos, y voy en busca de un frasco con suficientes pastillas para cesar con mi sufrimiento y mi desgracia y así librarme de toda culpa, mientras un sahumerio violeta se prende solo en mi agobiante comedor que de a poco se va llenando del humo ya conocido, y acto siguiente, el edificio estallando entre el ardor ambriento del fuego, que todo destruye a cada paso, terminando con las pobres vidas de varias familias que hasta hace unas horas eran mis vecinos, mientras que en los ojos de mi cuerpo ya inmóvil tan blanco y frío, se ve claramente la sombra de la gitana riendo a carcajadas y jugando con sus clientes al ritmo del humo de un sahumerio violeta, que se abanica macabramente entre los dedos de su ama.

martes, 19 de agosto de 2014

Flor de corazones

El beso tan increíblemente apasionado que esos dos envidiables y endiablados enamorados se dan amor sobre la pared que cansada de sentirse tan sólida y fría por las noches, busca una flor blanca que se perdió de su hogar y la roza de forma tan cariñosa, con la ayuda del viento, la pared fría y tensa de ladrillos de pared que con el roce de cada pétalo se va enterneciendo y permitiéndose aunque sea durante el tiempo que dura el beso de la flor, tan blanca ella, por pocos segundos la pared tiene un corazón latiendo y viviendo dentro de ella entre cada ladrillo, y la flor inocentemente, sin saberlo, al dejar de acariciar la pared que nunca fue tan feliz con sus besos, el corazón ya deja de latir y la flor seguirá su destino regalando vida y corazones a otras paredes, a algún piso empedrado que también se siento solo y frío por ahí, no sin antes querida flor te ve mi querida, mientras me besa y te reconoce mientras me reconoce y me mira mientras te miro y me mira la flor mientras siento el corazón nuevo de la pared antes que muera y somos tres corazones latiendo en una noche, al igual que tres corazones se fundirán en uno solo en otra pared tocada por la flor en algunas horas nada más mientras ellos otros también se miran y se quieren tanto, se quieren tanto y se miran y nos queremos con nuestros seis corazones y la flor, los seis corazones vuelan durante un rato junto a la flor, laten mientras el viento ayuda a que todo sea eterno y glorioso y melancólico un tiempo después, cuando ya nada será igual, donde ni todos los corazones del mundo amando a todas las flores blancas puedan salvarnos de tan injusta y a la vez necesaria condena que nos liberará y lloraremos y volveremos a reír, a vivir.


viernes, 15 de agosto de 2014

Duendes soñados por pájaro de ojos verdes

¿Y qué podrá sucederme si confieso que todo lo que hice durante mi larga vida fue originado en el sueño de un pájaro que tuvo algo de hambre? ¿Acaso alguien podrá condenarme por engañar a tanta gente que creyó que mi presencia era originada por las reflexiones de un pensador extraordinario de un tiempo pasado y mejor? ¿Quién podrá venir a reclamar justicia por aquellos duendes que asesiné, ahora que escondí su tesoros en lugares donde estoy seguro que nadie jamás podrá encontrarlos?
 Sí tan seguro estoy de que los duendes fueron soñados por el pájaro que tenía un poco de hambre, es por tal magnífica comprensión que logré asesinarlos y estoy orgulloso de ello, aunque yo no sea producto de tales sueños ni siquiera de las reflexiones de un pensador, todavía no tengo del todo claro el origen de mi ser, aunque algo debo tener que ver con la ducha que un lobo se dio en un lago olvidado por cualquier otro animal que no fuera lobo, esa ducha me creó, de alguna extraña manera lo sé, aunque tal vez no tan extraña ya que instantes antes de esconder el tesoro de los duendes, debajo del gran tótem sagrado, junto a la cascada, una esmeralda tan verde como los ojos de la princesa que alguna vez me juró amor eterno, me lo contó haciéndome prometer que nunca más asesinaría a nadie, fue un pacto de sangre que decidí romper al asesinar al pájaro que tenía un poco de hambre, fue necesario para acabar con los duendes y quedarme con el tesoro, un premio consuelo al no poder ser el caballero que regocije y contemple esos dulces y brillantes ojos verdes que siempre amaré y nunca volveré a disfrutar, condena eterna merezco, condena eterna, sufrimiento y dolor, ¿Por qué? Y, es tan claro, siempre fue tan claro, tan claro como el agua de la cascada donde escondí el tesoro de los asquerosos duendes.
 El pájaro con un poco de hambre que asesiné, tenía los mismos ojos verdes, brillantes y relucientes que mi amada, extraña coincidencia verdad.

Saltando nubes y relámpagos

Saltando de nube en nube, esquivando algún que otro rayo que pasa bastante cerca, mirando de cerca a dios ya sin temor, a veces es cuestión de dejar de saltar, cerrar los ojos y sentarse en la nube elegida para que la guacha te saque a pasear, siempre elijo la misma así que la pomposa ya sabe lo que me gusta recordar, los paseos de bebes en el carrito manejado por mamá, o los paseos casi idénticos en el carrito del súper manejado por mi hermano, la nube la tiene tan clara, seguro que es porque cierro los ojos, me siento y nos conectamos de una forma que no puedo explicar con palabras, al igual que esa tarde que me mandé terrible cagada y temblaba de miedo, no paraba de llorar y no tenía consuelo, hasta que el árbol me abrazó y me sacó a pasear secando mis lágrimas con sus ramas, la nube-árbol, el árbol-nube siempre supieron cuidarme.
 Hice mal en dejar de temerle a dios-rayo, porque en uno de esos días que eran tan parecidos entre sí, saltaba de nube en nube y se enojó no sé bien porqué, tal vez porque al caer en una nube que ya está vieja la lastimé de más, y uno de los rayos que hasta ese momento solo eran amenazas y nunca me daban, me dio, y dolió tanto, y lloré y ya no estaba mi árbol, ni la nube pomposa, ni mamá, ni mi hermano, ni el carrito de bebé, tampoco el del supermercado, entonces la duda se apoderó de mis pensamientos, planteando la posibilidad de que tal vez, quien yo creía que era dios, no era más que otro nene que me lanzaba relámpagos solo por diversión, y tal vez dios es nube-árbol, y tal vez niño es el diablo, aunque tal vez la nube que lastimé es con quien dios-niño-diablo cierra sus ojos, se sienta y se conecta, recordando como su abuela le preparaba la chocolatada antes de ir al colegio, recordando como su perro le chupaba la oreja, entonces, si verdaderamente es así y lastimé los sentimiento del niño-diablo-relámpago merezco haber sido atropellado por el ómnibus que no vi por estar distraído observando el amor de la madre que upaba a su bebé con tanto amor de madre, madre-asesina-amor, al menos la nube me llora y crecen algunas plantas acá abajo, y el consuelo de que las ramas del árbol-nube que algún día me acariciaron y acabaron con mi llanto, en este momento abrazan y secan las lágrimas de otro pobre niño asustado que en un futuro no tan lejano, sufrirá mi misma suerte al cruzar una avenida distraído, mirando como un niño con cara de diablo juega con relámpagos.

Rey de sueños en sangre

No es trabajo fácil ser rey de los sueños debo admitir, me debo a mi túnica dorada, mi boina despintada, mis zapatos de charol y a mi caballo blanco con alguna manchita gris cerca del ojo, sin mi llamativa vestimenta, sin mi compañero que me hace caballero, no podría llevar a cabo tremenda labor, debo elegir meticulosamente los deseos reprimidos de cada quien, dejando pistas que los inviten a pensar y descubrirse a sí mismos, no es tarea sencilla la suya tampoco, pero tan bien se sabe que lo más trabajo cuesta mayor recompensa arroja.
 Sombras charlando con estrellas tristes, cerca de algún lago perdido cuyo destino es tan incierto como los sapos enamorados de dragones que ya no escupen fuego por temor, como los espíritus que buscan venganza en esquinas donde ya ningún niño llora con rencor, como las reinas que desean ser caballos con alguna manchita gris cerca del ojo, como la tierra que desea que no haya hombres que la lastimen y como los hombres que desean dejar de ser hombres para ser reyes de sueños como yo.
 Destinos unidos por uno vena inmensa llena de sangre, sangre que baña la superficie carnosa de las sombras, dejando de ser negras, y son rojas, las estrellas, dejando de ser blancas, y son rojas, el lago, dejando de ser de agua, es de sangre, roja la sangre, como la lengua del sapo, roja la sangre, como la lengua del dragón que promete amor eterno al sapo, y los espíritus que buscan venganza ceden ante la sangre, se bañan y le rezan, se vuelven cachorros indefensos, piden ayuda mientras se bañan de la sangre que cae de copas de plata de vampiros con colmillos añejados,  y el caballo blanco con una manchita gris cerca del ojo no deja de mirarme y sé que llegó mi hora y es su turno de ser rey, el día en que debo beber de la inmensa copa de plata del vampiro más viejo ha llegado, cataratas de sangre y yo nadando en el maravilloso mar rojo hacia los confines de un mundo siempre inesperado, en donde una obra de teatro es llevada a cabo por sapos personificando a la muerte, mariposas personificando a un dios vengativo y a un perro en el papel de otro perro más cruel y feroz hambriento de sangre, de mi sangre, adiós.

lunes, 11 de agosto de 2014

Ojos-alma

Mi espalda en el árbol, mis pies estirados y mis manos acariciando el pasto, dicen que los ojos son el reflejo del alma, !Pucha que lo creo cierto! Hay almas que nos seducen y nos prometen, sin palabras, un viaje eternamente placentero, vuélvase glorioso, hacia un clima cálido como el sueño de un bebé que recién termina de beber su leche materna, un clima con mucho verde-vida y agua-pureza, vénganse luego amargos mates bien cargados, !En el desayuno! con tostadas de manteca y dulce de durazno, compartiendo risas y silencios ante el cuidado paternal del dios fuego que todo observa !Y cuánto que observa el dios-fuego-sabiduría!
 Almas, invítenme a danzar, ojos-alma !abrácenme y prométanme que pucha quiero creer en ustedes! Invoquen desde las profundas entrañas calientes del universo, invoquen desde el deseo que la princesa pide mientras ríe histéricamente al ver nuestra estrella fugaz, en nuestro tan temible cielo apestado por maléficos edificios, invoquen el vuelo indescifrable de la mariposa que ahora posa elegantemente sobre mi nariz para que la realidad y los sueños se acaricien y nos acaricien, para que mis ojos-alma se abracen eternamente contigo, bella princesa, junto al corazón caliente y misterioso de la mariposa-nariz, !sé que la trajo el dios-padre-fuego! tal vez sea su risa histérica encantada, causada por la misma estrella fugaz que junto a la mariposa-nariz estamos apreciando, obligando a mis ojos a cerrarse y convertirse en ojos-alma de una vez por todas, para así danzar y mimarnos, junto al fuego-dios-padre-mariposa-nariz-ojos-alma-princesa-estrella del universo.

viernes, 8 de agosto de 2014

El niño será voraz conmigo

¿Cómo lograr que este niño, que ahora camina tranquilo sobre mi, con aire angelical, no sea cruel en un futuro? ¿Algún día intentará dejar de serlo? Mis raíces, hermandas, cruzadas, abrazadas, se lo preguntan, mientras bailan al ritmo de mi corazón de lava ardiente.
 El niño levanta un poco de mi polvo, patéandome con sus zapatillas, algún día, en un futuro no tan lejano, el dulce niño que levanta mi inocente polvo me lastimará con fiereza y crueldad sin reparos, convirtiendo su ahora "inocente" caminar en algo insignificante comparado con lo que me hará, y lloraré tan desconsoladamente que inundaré, generaré catástrofes, y me entristeceré, y continuarán terribles catástrofes.
 Pocos están despiertos para invocar nubes que me lluevan con agua de respeto y ofrenda, pocos son los que pueden enseñarle al niño, que no me lastime cuando crezca, confío en ustedes.

Yo, la tierra.

Felicidad de tortuga

Te consigo toda la lechuga más deliciosa y sabrosa que existe en el mundo entero a cambio de que aceleres lo máximo que puedas tu andar, de que te apresures y rompas la tradición que hace siglos engalana a tu especie, le dijo el hombre a la tortuga, a lo que ella contestó, se lo agradezco, pero no deseo estresarme como usted, y la tortuga se fue yendo, como bailando con el viento, con un poco de hambre, un poco de sed, cuando consiga algún alimento, o algo para tomar, lo valorará más que el hombre que tiene todo en cantidad y no sabe apreciar lo que tiene, y el hombre que quiso controlar el andar de la tortuga y no pudo, se fue insultando al aire, acelerado, luego tropezando, cayendo en la acera y matando algunas hormigas, como de costumbre.

martes, 5 de agosto de 2014

Anciana, Enrique y ensalada

Ensalada: lechuga, tomate y zanahoria, agradable a la vista de cualquier dama que guste de una sana dieta, para cuidar su imagen, para seducir a algún caballero con gorda billetera.
 Lechuga, tomate, zanahoria, crecen en el jardín de una encorvada anciana que mira fijamente un gato que desconoce, no se acuerda si es suyo, si lo regaló su hermano Enrique.
 Ensaladas, lágrimas, gatos, recuerdos, banderas, lugares, ideas.
 Ya no importa el gato, ningún gato, Enrique no está, algunos los trajo el, a otros, tal vez, realmente las certezas no importan para la anciana que aprendió a disfrutar de un vaso de agua, de pasar la escoba, limpiar el piso, lavar los platos, leer un libro, hablar con sus nietos, hablar con Enrique, llegó el momento de Enrique, lo extraña, y llegó el momento, ambos se abrazan, lloran, todo blanco alrededor, no están los gatos, aunque los espera una rica ensalada: lechuga, tomate y zanahoria.
 Y hola señor de barba blanca, es como lo imaginé dice la anciana pensando que a la ensalada, le falta un poco de aceite de oliva.